artículosLa corporativización de las empresas familiares

A menudo escuchamos acerca de la importancia de la profesionalización de las empresas familiares, siendo esta una terminología que, en algunos casos, se entiende solamente como la incorporación de profesionales no familiares a la empresa familiar.

Al respecto, Alberto Gimeno señala: “la profesionalización no tiene que ver con quién es la persona que dirige la empresa (si es miembro de la familia o no), sino en cómo la dirige. La gestión profesional es una gestión fundamentalmente analítica, que se apoya en procesos claros de toma de decisiones con fundamentación cuantitativa, sistemas formales de coordinación, estrategias explícitas, estructuras de jerarquías definidas, etc.”.

En la línea de la profesionalización, podemos mencionar a la corporativización, entendiendo por ésta al proceso mediante el cual se lleva a una empresa ya consolidada a convertirse en una corporación que sea sostenible a largo plazo y sea prescindente de las personas específicas a cualquier nivel en la organización.

Lo que se busca fundamentalmente es que la empresa esté mejor estructurada y preparada para garantizar su permanencia en el tiempo y un crecimiento exponencial. En otras palabras, lograr su sostenibilidad y máximo potencial de rentabilidad.

Es cierto que muchas empresas familiares existen y generan buena rentabilidad. La interrogante es si serán sostenibles cuando no estén presentes ciertos actores en su estructura (en algunos casos se trata de una sola persona), y si su rentabilidad no podría ser mucho mayor.

Parecería ser que una empresa familiar pequeña no podría corporativizarse porque, en un principio, asimilamos el término corporación a una gran empresa. En realidad, no es así. Una empresa pequeña puede corporativizarse ya que ello no depende de su tamaño, que puede ser pequeño, mediano o grande, sino que depende, fundamentalmente, de las acciones que realicen sus tomadores de decisión para incorporar a la misma los criterios de una Corporación que no son otros, que conceptualmente y en términos generales son: (i) Una gobernanza bien estructurada y con reglas claras y transparentes; (ii) Una estructura orgánica no adaptada a personas; (iii) Una correcta documentación de las actuaciones de forma tal a garantizar la trazabilidad de todo lo que ocurre; y (iv) Una cultura de evaluación permanente de lo actuado por cada persona a todo nivel de la organización.

Tenemos una visión muy positiva de las empresas familiares y pensamos que, además de ser admirables motores del desarrollo de una economía pequeña como la nuestra, es muy relevante que el paso de una generación a la otra ocurra con una posta mejor que la recibida y aplicando, ojalá ya, los conceptos de corporativización señalados.  Esto significaría que una generación pasa a la otra una empresa más organizada, una empresa profesionalizada; en definitiva, una empresa corporativizada.

Parece algo muy difícil, pero en realidad es más sencillo que lo parece, solo requiere una decisión clara y sobre todo una visión compartida de los socios.

Marcelo Codas Frontanilla

marcelo@estudiocodas.com

Twitter: @CodasMarcelo

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