artículosDisyuntiva de hierro: dejar un buen negocio a la familia o dejar una buena familia al negocio

Tomo prestado este pensamiento de Carlos Alberto Motta por dos razones: me gustó mucho y plantea una cuestión de alta profundidad. Me permito hacerla mía para desarrollar mis propias ideas sobre un tema siempre trascendente.

Las opciones que plantea la interrogante son muy interesantes y ambas tienen sobrado fundamento. Como todo en este juego de alternativas que es la vida misma habrá quienes consideren que la primera es la mejor y otros que estimen que la segunda es insuperable. Por mi parte, soy del parecer que la mejor opción es dejar una buena familia al negocio o a la empresa.

Esta convicción nace, fundamentalmente, del hecho de que los valores familiares influyen, con fuerza, muy positivamente en la cultura de la empresa, y este es un elemento central para lograr el éxito y la sostenibilidad de cuanto se emprenda. Al mismo tiempo, una familia unida y sólida deviene en gran apoyo para la empresa al incidir en la motivación, la productividad y la reputación de ella.

En los trabajos de facilitación en los cuales colaboro, analizamos con las familias sus valores. Habitualmente surgen, entre otros, los siguientes: confianza, honestidad, empatía, laboriosidad, responsabilidad.

Como puede verse, todos estos valores demuestran con claridad indiscutible ser fundamentales tanto para la familia como para el negocio y la empresa. Aquí es fundamental considerar que ambos factores no deben verse como compartimentos estancos sino como organismos en permanente contacto y comunicación y que, por ello mismo, se influyen recíprocamente.

Pero es, definitivamente, en la familia donde se cultivan estos valores y como dice el sacerdote Basilio Sarthou, nuestra cultura firmemente entroncada en la matriz latina, enseña que como, en el caso del grupo familiar romano, en ese espacio “se fraguan sólidas virtudes e indomables caracteres”.

Esto me recuerda también a lo que se discute con harta frecuencia: qué está primero ¿la familia o la empresa? Más allá de posiciones particulares que cada quien puede tener, lo realmente importante es saber que la familia por un lado y la empresa por otro tienen sus ámbitos de actuación que les son propios y que, por ello mismo, deben ser respetados. Resulta pertinente auscultar lo que cada una de ellas requiere y hacer todo lo posible porque la necesaria simbiosis entre ambas sea no solo fluida sino principalmente efectiva, de suerte a que ello redunde en beneficio de los colaboradores, de los familiares y de la comunidad, sin olvidar nunca que las empresas familiares son el verdadero motor de la economía nacional.

Aprovecho este último artículo del año para desearles una Feliz Navidad en compañía de la familia y un año nuevo con amor, paz, armonía y prosperidad.

Marcelo Codas Frontanilla

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