A menudo escuchamos acerca de la importancia de “profesionalizar” a las Empresas Familiares, siendo este concepto de “profesionalización” una idea incompleta para lo que se quiere transmitir, pues en rigor profesionalizar significa convertir/incorporar en/a profesionales. Parecería que, en el caso de los ejecutivos de una Empresa Familiar, el hecho de ser familiar lo descalifica y ya no es “profesional”.
Al respecto, Alberto Gimeno señala: “la profesionalización no tiene que ver con quién es la persona que dirige la empresa (si es miembro de la familia o no), sino en cómo la dirige. La gestión profesional es una gestión fundamentalmente analítica, que se apoya en procesos claros de toma de decisiones con fundamentación cuantitativa, sistemas formales de coordinación, estrategias explícitas, estructuras de jerarquías definidas,etc.”.
Un concepto tal vez más riguroso es el que en una charla un amigo, Pedro Espínola Vargas Peña, la acuñó como de “corporativización”, entendiendo por ésta al proceso mediante el cual se lleva a una Empresa ya consolidada (es decir, habiendo superado las amenazas diarias de extinguirse y/o no ser viables) a convertirse en una entidad que sea sostenible en el largo plazo y totalmente prescindente de toda persona a cualquier nivel en la organización.
Lo que se busca fundamentalmente es que la Empresa esté mejor estructurada y preparada para garantizar su permanencia en el tiempo y un crecimiento exponencial, en otras palabras, su sostenibilidad y máximo potencial de rentabilidad.
Es cierto que decenas de Empresas Familiares existen y ganan buen dinero, la interrogante es si serán sostenibles al desaparecer ciertos actores en su estructura (en algunos casos se trata de una sola persona), y si su rentabilidad no podría ser mucho mayor y con mucho menor esfuerzo.
No se trata del tamaño de la empresa. Parecería ser que una Empresa Familiar pequeña no podría “corporativizarse” porque, en un principio, asimilamos el término Corporación al de una gran Empresa. En realidad no es así. Una Empresa pequeña puede “corporativizarse” ya que ello no depende de su tamaño, que puede ser pequeño, mediano o grande, sino que depende, fundamentalmente, de las acciones que realicen sus tomadores decisión para incorporar a la misma los criterios de una Corporación, que conceptualmente y en términos generales son el de una gobernanza bien estructurada y con reglas claras y transparentes, una estructura orgánica no adaptada a personas, una profusa documentación de las actuaciones de forma tal a garantizar la trazabilidad de todo lo que ocurre, y finalmente una cultura de evaluación permanente de lo actuado por cada persona a todo nivel de la organización.
Los principales pasos o claves para la profesionalización de la Empresa Familiar son los siguientes:
- Decisión de la Familia y de la Empresa
El primer paso es que en el seno de la Empresa y a través del Directorio se tome la decisión correspondiente con el conocimiento y apoyo del Gerente General y de la alta gerencia.
Igualmente, la Familia, en especial aquellos integrantes que están vinculados a la empresa en la gestión o en la dirección, deben estar de acuerdo con el proyecto.
No se trata solamente de una decisión sino de colaborar activamente para llegar al objetivo.
- Contratación de profesionales
Los trabajos correspondientes los podría realizar la Empresa directamente, pero la experiencia nos indica que, en primer lugar, se requiere de determinada experticia y al mismo tiempo de un responsable que se pueda dedicar 100% a las tareas que deben llevarse adelante durante un tiempo determinado.
Puede contratarse a un profesional o una firma consultora. Lo importante es que la familia pueda lograr generar una afinidad con los profesionales que le permita lograr la apertura suficiente.
- Establecer una hoja de ruta
Un antiguo dicho dice que si no sabes a donde vas cualquier ómnibus te lleva. Aplicando este dicho, se debe establecer una hoja de ruta, determinando claramente a donde queremos llegar, cuales son los principales objetivos y en que tiempo se concluirá con el trabajo.
- Administrar la resistencia
Es muy probable que la organización muy acostumbrada al “así se hizo siempre” se resista a los cambios y es importante administrar debidamente esta circunstancia de modo que se pueda explicar a quienes se resisten los beneficios de los cambios y contar con su apoyo.
- Tener paciencia
La realización de las tareas implicará cambios y tal vez algunos de ellos estará vinculado a antiguas prácticos. Por este motivo debe tenerse la suficiente paciente para administrar esos cambios y al mismo tiempo ser conciente que se requiere de tiempo para la implementación y debido funcionamiento.
- Contar con los recursos humanos y económicos necesarios
En el caso que la empresa no cuente con los recursos humanos suficiente se deberá contratar a los mismos lo cual podría implicar la exclusión de antiguos funcionarios y de hasta famliares.
Igualmente, se requerirán de los recursos económico, conforme al prespuesto que previamente deberá aprobar el Directorio.
Tenemos una visión muy positiva de las Empresas Familiares y pensamos que, además de ser admirables motores del desarrollo de una economía pequeña como la nuestra, es muy relevante que el paso de una generación a la otra ocurra con una posta mejor que la recibida y aplicado ojalá ya los conceptos de “corporativización” señalados. Esto significaría que una generación pasa a la otra una Empresa más organizada, una Empresa “profesionalizada”; en definitiva, una Empresa “corporativizada”.
Parece algo muy difícil, pero en realidad es más sencillo que lo parece, solo requiere una decisión clara y sobre todo una visión compartida de los socios.
Marcelo Codas Frontanilla
marcelo@estudiocodas.com